miércoles, 26 de junio de 2013

AL-ANDALUS IV. EL CALIFATO OMEYA

AL-ANDALUS IV. EL CALIFATO OMEYA
Tras la muerte de Abd al-Rahman, Ibn Hafsun comenzó una guerra civil que endureció la ya progresiva pérdida del poder central. A estos dos factores se unieron otros dos de carácter externo: el creciente poder del Reino de León y el creciente poder fatimí en el norte de África. A pesar de ello, el nuevo emir, Abd al-Rahman III condujo al-Andalus a su máximo esplendor. Consiguió poner fin a las amenazas internas y estableció un control efectivo sobre las marcas.
Los primeros años de su mandato se caracterizaron por el restablecimiento de la unidad, interrumpidos brevemente por la rebelión del rey Ramiro de León. Tras la muerte de este, Abd al-Rahman III consiguió el reconocimiento de los reinos cristianos del norte, acompañado de un tributo, y a partir del año 960, el control musulmán sobre la península fue más completo que en cualquier otro periodo.
Abd al-Rahman III
Sin embargo, los aspectos de origen tribal que habían conducido el Islam a su máximo esplendor se hicieron insostenibles para poder controlar un imperio de tales dimensiones. Este hecho, unido al poder creciente de los fatimíes en el norte de África, provocaron nuevas revueltas que acabaron posicionándose del lado fatimí y su nuevo sistema de ideas religiosas.
Llegados a este punto, Abd al-Rahman III se autoproclamó califa y jefe de los creyentes, para hacer frente al poder fatimí. Este hecho conllevaba un desafío al poder superior, proclamaba la total independencia del poder superior.
Abd al-Rahman III fue sucedido por su hijo al-Hakam. Bajo su reinado, la estructura del poder centralizado permaneció intacta, así como la situación interna y externa de al-Andalus. La base de la economía continuó siendo la agricultura. Se introdujeron técnicas más progresivas lo que facilitó la obtención de nuevos productos. En este aspecto agrícola, al-Andalus era la provincia más próspera del Imperio Islámico. Pero la contribución más específica se llevo a cabo en el aspecto urbano. Se produjo una revitalización de las ciudades y el desarrollo de industrias urbanas. En el ámbito social, a pesar de que los árabes era el sector menos numeroso, era el más influyente y se produjo una fuerte arabización.
Ruinas de la ciudad de Medina Azahara (Córdoba)
Por último, en cuanto a las instituciones políticas, el estado omeya era, ante todo, una autocracia, donde la doctrina jurídica dominante en al-Andalus era malikí. No quedó nada en este aspecto de origen visigodo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario